domingo, 1 de abril de 2007

Dos anzuelos en un mismo río

Son como esas palancas que mueven los raíles de las vías del tren. Nadie sabe quién las acciona o quién las colocó ahí, ni siquiera importa. El caso es que aparecen en el camino y cambian el rumbo de los acontecimientos irremediablemente.

La mayoría de las veces tienen nombre propio. Esta vez se llaman Moad y Nordin y son dos niños marroquíes de 13 y 15 años que se han cruzado en el camino de Ana. Son dos de esos niños que, como muchos otros, atraviesan Gibraltar, a ver qué pasa, a ver qué les depara ese futuro que muchos otros pintan tan prometedor.

Nos pasamos la vida oyendo noticias sobre pateras y personas que pasan de un continente al otro. Nos pasamos la vida diciendo que habría que hacer algo. No está en nuestra mano y nos consolamos pensando así. No podemos ayudarlos a todos y, sin embargo, ahora mismo hay un hogar en Entrevías con unas cuantas madres improvisadas que desde ayer esperan a Moad y Nordin. Y, como Ana ha dicho, “ya es mucho más de lo que tienen”.

Mucho más de lo que tienen y mucha más atención de la que les prestaron en el centro de primera acogida de Hortaleza. Allí a uno de ellos le amenazaron con echarle del país si no tenía a ningún familiar que le acogiera. Él dijo que un primo suyo vivía en Barcelona y le compraron un billete de Alsa sin comprobar que fuera verdad y, mucho menos, que cuando llegara allí hubiera alguien esperándole.

Vivir fuera o vivir dentro, ésa parece haber sido la disyuntiva desde hace un par de años. Llegó el momento de meterse dentro de la vida, hasta las cejas, sin prudencias ni discernimientos infinitos, de esos que tanto nos gustan

Aunque todavía achacamos ciertos problemas de comunicación me gusta pensar a veces que los hemos ido paliando construyendo puentes que, como las palancas que cambian la dirección de los raíles, tienen nombre: Salif Feita, Kusturica, Jorge Drexler, El Último de la Fila, Dusminguet, Amadou et Mariam y un largo etcétera.

Por eso, aunque me parece una torpeza decirlo de este modo y tardara unos días en leerlo, sé que lo va a entender y, de alguna manera es como si quedara mayor constancia de lo orgullosa que me siento de que sea(n) tan valiente(s) y de que se haya atrevido con esto, después de tantas dudas...


Tengo tu voz, tengo tu tos,
oigo tu canto en el mío

Rumbos paralelos, dos anzuelos
en un mismo río

Tengo una canción para mostrarte,
tal vez cuando vaya.

Tengo tu sonrisa en un rincón
de mi salvapantallas

Brindo por las veces que perdimos
las mismas batallas

Tengo tu sonrisa en un rincón
de mi salvapantallas

Tengo tu voz, tengo tu tos
Oigo tu canto en el mío

Rumbos paralelos, dos anzuelos
en un mismo río


And the radio plays: Salvapantallas. Jorge Drexler.