martes, 9 de enero de 2007

Parece mentira, pero en estos tres meses se me había olvidado un poco lo mucho que quiero a esta gente. Sólo han hecho falta tres días para darme cuenta de hasta qué punto todo que hemos vivido juntos hace de esto algo tan importante y tan fácil al mismo tiempo. Lo pienso ahora que los veo juntitos tumbados en un sofá viendo una película mientras yo me paso pelis al ordenador y escucho música y me siento tan cómoda, como si llevásemos mil años así, intercambiándonos libros, riéndonos de la vida y de las trampas que nos tiende, perdiendo y ganando cosas.

Me gusta pensar que existe una canción que se titula Paris 2004, que es como si alguien hubiera querido también dejar constancia del momento y el lugar en el que nuestras vidas se cruzaron y esbozaron unas sobre otras intensos trazos de amistad que aún duran, que durarán siempre. Si no, ¿qué estoy haciendo en la otra punta del mundo?


And the radio plays: The season of the shark. Yo la tengo.